La historia de este poema es la siguiente.
Habla de las cicatrices que dejan las heridas, las hay de muchos tipos. No solamente físicas.
El acoso escolar y laboral, que te rechacen y no crean en ti solo por prejuicios, que te hagan a un lado. Son solo algunos ejemplos de los muchos que podría poner, que primero te hacen herida, luego cuando entiendes esa herida. Se vuelve cicatriz que a veces duele. Y hablo desde la experiencia.
Es tan solo una pincelada más de mí autobiografía. Ahí es donde cuento todo con más detalle.
Las cicatrices del alma duelen más que las propias heridas.
Las cicatrices del alma en la soledad más se sienten.
Las cicatrices del alma te hacen sangrar de dolor.
Las cicatrices del alma cuando menos se quiere más se sienten.
Las cicatrices del alma nunca desaparecerán ni nunca mueren.
Y las cicatrices del alma pase lo que pase serán tú compañía
por toda la eternidad.
Tíscar.
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